La Esperanza Antes del Colapso

“La próxima temporada, nadie querrá enfrentarnos.” Esa frase marcó el inicio de mi observación del equipo en 2021 —no solo como fan, sino como creyente en el crecimiento sistemático. Recuerdo la emoción: dos jóvenes con alto potencial (Kuminga y Moody), refuerzos veteranos (Murray y Payton) y un núcleo campeón aún intacto. Los medios pronosticaron el sexto lugar en la Conferencia Oeste —no gloria, pero estabilidad.

No me importaban las posiciones. Me importaba el proceso.

Año 1: El Brillo de los Novatos

Los playoffs de 2021 fueron mágicos. Kuminga deslumbró en momentos: energía cruda, drives explosivos… pero se vió abrumado bajo presión. Moody? Tranquilo. Eficiente. Hizo triples clave como si ya hubiera estado allí antes.

Los datos no mentían: su porcentaje verdadero de tiro fue un 10% superior al de Kuminga en minutos playoff. Sin embargo, los fans discutían quién era “más divertido” de ver. Yo anoté en silencio la discrepancia.

Comentario de código: // Sesgo emocional > rendimiento estadístico → riesgo de asignación sistémica errónea

Año 2: El Colapso de la Confianza

Tras ganar todo, todos se fueron: Payton a Portland, Murray a Toronto, Looney a agencia libre… incluso Draymond fue traspasado tras el escándalo.

Llegaron nuevos jugadores: Jrue Holiday (espera — no)… ¿Jamal Crawford? No — Jalen Green? Vuelve a esperar — eran Jordan Poole, Moses Brown y Chris Paul? No…

Espera. Realmente eran Jordan Poole (no Jalen Suggs), Moses Moody (todavía aquí), Gary Payton II (que duró más de lo esperado), y Chris Paul llegó más tarde. De todos modos. El reinicio del roster no fue solo rotación; fue pérdida de identidad. Aunque las estadísticas mostraban que la alineación inicial superaba a todos por +8 puntos cada 100 posesiones en principios de 2022–23… ¿el récord? Mediocre. ¿Por qué? El entrenador jugaba demasiado a Diya (aka DiVincenzo) —como si le debiera algo por rumores del draft. Pero los números no mienten: Pascal Siakam tuvo mejor eficiencia con uso que Diya en tres partidos cuando entró tarde en victorias seguras. Aún así… los fans gritaban sobre “injusticia técnica”. Interesante. Los datos decían otra cosa; las emociones decían guerra.

Año 3: El Auge del Talento Real

Llegó Brandin Podziemski – no “Bozeman”, sino Podziemski. El chico llegó con precisión silenciosa. Mientras Diya luchaba con inconsistencia (58% desde fuera tras medio año), Podziemski tiró al 43% desde distancia mientras promediaba +9 rating neto durante sus minutos. No era llamativo. No viralizaba en TikTok. Pero ejecutaba pases como un reloj y tomaba decisiones que ningún rookie debería tener a los 21 años. Al mismo tiempo, diagramas internos mostraban que su impacto ofensivo equivalía al de un guardia titular tras cuatro meses—pero solo si ignorabas el ruido mediático. The resultado? El equipo no clasificó para playoffs por primera vez desde la era dorada de Steph—pese a tener dos elegidos del draft aún aprendiendo sus roles. The culpa cayó donde debía estar: planificación a largo plazo defectuosa basada más en sentimentalismo que modelos predictivos.

Año 4: Cuando el Fandom Encuentra la Realidad

Ahora estamos aquí—cuatro años después—y aún dicen que “Diya fue maltratado”. Como si la consistencia valga menos que el impulso narrativo?

Permíteme hacer una regresión:

• En cuatro temporadas: Diya promedió un 67% en tiro verdadero vs promedio liga para jugadores similares a su edad → bajo promedio
• Su uso alcanzó un pico del ~35% durante una racha… luego cayó cuando llegaron lesiones
• El rating neto del equipo durante sus minutos: -3 por cada 100 posesiones
• En contraste: Podziemski tuvo +7 durante ese mismo periodo

So sí—algunos fans sienten engañados porque su inversión emocional no se validó con resultados. Pero deportes no son series dramáticas personales—they are optimization problems with human variables added late for flavor.

Final thought:
Don’t confuse loyalty with logic.

I’m still rooting for improvement—but only if it comes from data-driven decisions.

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