¿Vale la pena un contrato de $17M?

La pregunta que nadie hace

Crecí en los callejones del South Side, donde los contratos se firman con garra, no con hype. Mi padre, educador negro, me enseñó: ‘Las estadísticas no importan quién eres, sino qué haces.’ Cuando vi a Kevin Durant firmar su extensión de $17M, no celebré—lo analicé.

El problema Paul

Paul George fue intercambiado no por ser malo, sino porque el sistema no le encajaba. Era demasiado inteligente para el antiguo playbook. Su tiro medio? No desapareció—fue ignorado por algoritmos que saben que la eficiencia importa más que el talento.

Los datos no mienten—las narrativas sí

Durant promedia 28 puntos por juego con un 54% de efectividad real; solo el 26% del ataque de su equipo viene de jugadas aisladas. Paul? Su tasa de uso es 34%. Crea caos—y por eso lo olvidaron.

El nuevo playbook se escribe en código

Esto ya no es baloncesto—es ciencia de datos vestida con tejido de jersey. Podemos visualizar la eficiencia mejor que la emoción.